Sobre la fotografía de SUSAN SONTAG

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Titulo: Sobre la fotografía
Autor: Susan Sontag
Editorial: Devolsillo
Páginas: 208
ISBN: 978-84-8346-779-4
Precio: 8,95€


Oscarenfotos nos deja una selecta biografía de esta autora.

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Susan Rosenblatt nació en la ciudad de Nueva York (1933). Su padre, Jack Rosenblatt, murió cuando ella tenía cinco años. Su madre se casó entonces con Nathan Sontag y Susan prefirió adoptar el apellido de su padrastro. La familia se mudó hasta Arizona y Susan obtuvo su grado universitario en la Universidad de Chicago y realizó estudios de posgrado en Harvard, Oxford y la Sorbona.

Escribió cuatro novelas y nueve libros de ensayos que incluyen Against Interpretation y On Photography.

Sobre la fotografía incluye trabajos que datan de 1973, 1974 y 1977. Esta recopilación, como conjunto, se ha convertido en un texto clásico de reflexión fotográfica.

Acerca de On Photography se ha dicho que es un análisis brillante y profundo de los cambios en la imagen fotográfica, donde cada página formula preguntas inquietantes cuya importancia y originalidad ilumina el estudio de la fotografía.

De carácter beligerante, la “dama oscura” de los eruditos estadounidenses, generó una gran polémica por sus opiniones sobre el ataque al súper-poder estadounidense tras los hechos acaecidos el 11 de septiembre en Nueva York. Susan nunca lo tuvo fácil en su país, donde a veces puede verse a los intelectuales con cierta dosis de recelo.

Mike Harter critica que Sontag no dedicó suficiente tiempo a establecer las premisas de On Photography, pero reconoce que las declaraciones de la autora enganchan, “provocan y evocan los comentarios o la crítica por parte del lector.”

Elizabeth Hardwick, una de las fundadoras de New York Review of Books escribió que Sontag “tiene una autoridad profunda, una ansiosa y tierna autoridad -la recompensa de la pasión. El tono de sus escritos es especulativo, estudios pero sin dogmatismos…”

La ensayista publicó en 2003 otro volumen: Regarding the Pain of Others donde se retorna muchos de los temas incoados en On Photography. Esta segunda entrega vale la pena y refina algunas ideas y discusiones expuestas primeramente en Sobre la Fotografía.


Aún para quienes no pudieran estar de acuerdo con Sontag, sus párrafos son un potenciador de ideas y reflexión.

Winston Manrique Sabogal dice de Sontag que era “una de las intelectuales más destacadas de la segunda mitad del siglo XX brillante, combativa, militante de la igualdad entre hombres y mujeres, simpatizante del comunismo, crítica con la política y la sociedad de su país, gran ensayista del arte, enseñante de cómo entender los derroteros culturales del momento, escritora respetada…”

La escritora luchó tres décadas contra la leucemia hasta que murió a los 71 años en Nueva York (2004).

Sobre la Fotografía reúne seis ensayos de la autora. Ella explica que todo empezó con un artículo “sobre algunos problemas estéticos y morales que plantea la omnipresencia de imágenes fotografiadas”, pero el tema se fue volviendo más complejo y un artículo generó otro.


1. En la caverna de Platón

2. Estados Unidos visto por fotografías, oscuramente

3. Objetos melancólicos

4. El heroísmo de la visión

5. Evangelios fotográficos

6. El mundo de la imagen


Es un libro que me ha resultado bastante complejo de leer. No tiene un orden lógico. Es un chorreo constante de ideas, de preguntas, etc. Necesita como mínimo una segunda lectura. Es la tercera vez que lo leo y estoy convencido de que no será la última.

Se puede resumir que el libro es un compendio de citas… y eso que no hemos hecho mención a su séptimo cápitulo: “Breve antología de citas”.

Hace un excelente recorrido por la historia de la fotografía y referencias de algunas obras de cine que también tratan de fotografía, de forma más o menos directa.

Os dejamos citas o “ristras” de cada uno de los capítulos extraídos de Tempus Loquendi y una imagen de uno de los muchos autores tratados en cada uno de ellos.


En la caverna de Platón

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Imagen: Diane Arbus

Las fotografías alteran y amplían nuestras nociones de lo que merece la pena mirar y de lo que tenemos derecho a observar.

Las fotografías, que almacenan el mundo, parecen incitar el almacenamiento. Se pegan en álbumes, se enmarcan y se ponen sobre meses, se clavan en paredes, se proyectan como diapositivas. Los diarios y revistas las destacan; los policías las catalogan; los museos las exhiben; las editoriales las compilan.

Al enseñarnos un nuevo código visual, las fotografías alteran y amplían nuestras nociones de lo que merece la pena mirar y de lo que tenemos derecho a observar. Son una gramática y, sobre todo, una ética de la visión (Ética de la visión)

Por último, el resultado más importante del empeño fotográfico es darnos la impresión de que podemos contener el mundo en la cabeza, como antología de imágenes

Las fotografías son en efecto experiencia capturada y la cámara es el arma ideal de la conciencia en su talante codicioso. Fotografiar es apropiarse de lo fotografiado (Cámara como trampa-jaula, cápsula del tiempo, cofre de tesoros)

Cuando deciden la apariencia de una imagen, cuando prefieren una exposición a otra, los fotógrafos siempre imponen pautas a sus modelos. Aunque en un sentido la cámara en efecto captura la realidad, y no sólo la interpreta, las fotografías son una interpretación del mundo tanto como las pinturas y los dibujos (Fotografía como acto creador)

Todo uso de la cámara implica una agresión (¿?)

La fotografías son una interpretación del mundo tanto como las pinturas o los dibujos.

Desde sus inicios, la fotografía implicó la captura del mayor número posible de temas. La pintura jamás había tenido una ambición tan imperial.

[…] la fotografía se ha transformado en una diversión casi tan cultivada como el sexo y el baile[…] Es sobre todo un rito social, una protección contra la ansiedad y un instrumento de poder[…] Las cámaras se integran en la vida familiar[…] No fotografiar a los propios hijos, sobre todo cuando son pequeños, es señal de indiferencia de los padres, así como no posar para la foto de graduación de bachillerato es un gesto de rebelión adolescente (Cámara como anexo social)

Estas huellas espectrales, las fotografías, constituyen la presencia vicaria de los parientes dispersos (Fotografía como lazo familiar)

La propia actividad fotográfica es tranquilizadora, y mitiga esa desorientación general que se suele agudizar con los viajes. La mayoría de los turistas se sienten obligados a poner la cámara entre ellos y toda cosa destacable que les sale al paso (Fotografía como modo de certificar la experiencia)

Esperanzas frustradas, humoradas juveniles, guerras coloniales y deportes de invierno son semejantes: la cámara los iguala. Hacer fotografías ha implantado en la relación con el mundo un voyeurismo crónico que uniforma la significación de todos los acontecimientos (Cámara como igualador que convierte la experiencia en una imagen estándar)

Fotografiar es esencialmente un acto de no intervención.[…] en situaciones en las cuales el fotógrafo debe optar entre la fotografía y una vida, opta por la fotografía. La persona que interviene no puede registrar; la persona que registra no puede intervenir[…] Entre el fotógrafo y el tema tiene que mediar distancia (Actor vs. Testigo)

Aunque la cámara sea un puesto de observación, el acto de fotografiar es algo más que observación pasiva. Como el voyeurismo sexual, es una manera de alentar, al menos tácitamente, a menudo explícitamente, la continuación de lo que esté ocurriendo. Hacer una fotografía es tener interés en las cosas tal como están, en un status quo inmutable (al menos por el tiempo que se tarda en conseguir una “buena” imagen), ser cómplice de todo lo que vuelva interesante algo, digno de fotografiarse, incluido, cuando ése es el interés, el dolor o el infortunio de otra persona (Fotografiar como un acto de incitación o complicidad)

Fotografiar personas es violarlas, pues se las ve como jamás se ven a sí mismas, se las conoce como nunca pueden conocerse; transforma a las personas en objetos que pueden ser poseídos simbólicamente (Retrato-posesión)

Cuando sentimos miedo, disparamos. Pero cuando sentimos nostalgia, hacemos fotos[…] Esta es una época nostálgica, y las fotografías promueven la nostalgia activamente. La fotografía es un arte elegíaco, un arte crepuscular. Casi todo lo que se fotografía, por ese mero hecho, está impregnado de patetismo (Especie de “defensa otra” contra la nostalgia)

Una fotografía es a la vez una pseudopresencia y un signo de ausencia[…] La foto del amante escondida en la billetera de una mujer casada, el cartel fotográfico de una estrella de rock fijado sobre la cama de una adolescente, el retrato de propaganda del político prendido a la solapa del votante, las instantáneas de los hijos del taxista en la visera: todos los usos talismánicos de las fotografías expresan una actitud sentimental e implícitamente mágica; son tentativas de alcanzar o apropiarse de otra realidad (Fotografías como talismanes)

Sufrir es una cosa; otra es convivir con las imágenes fotográficas del sufrimiento, que no necesariamente fortifican la conciencia ni la capacidad de compasión. También pueden corromperlas. Una vez que se han visto tales imágenes, se recorre la pendiente de ver más. Y más. Las imágenes plasman. Las imágenes anestesian[…] El contenido ético de las fotografías es frágil (Repetición-vulgarización-irrealidad)

Mediante la fotografía el mundo se transforma en una serie de partículas inconexas e independientes; y la historia, pasada y presente, en un conjunto de anécdotas (Discretización de la realidad)

Toda fotografía tiene múltiples significados; en efecto, ver algo en forma de fotografía es estar ante un objeto de potencial fascinación[…] Las fotografías que en sí mismas no explican nada, son inagotables invitaciones a la deducción, la especulación y la fantasía (Polisemia y ambigüedad como valores)

Las sociedades industriales transforman a sus ciudadanos en adictos a las imágenes; es la forma más irresistible de contaminación mental.

El más lógico de los estetas del siglo XIX, Mallarmé, afirmó que en el mundo todo existe para culminar en un libro. Hoy todo existe para culminar en una fotografía.



Estados unidos visto por fotografías, oscuramente


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Imagen: Botella de leche Edward Steichen

(Para los fotógrafos aficionados) una fotografía bella es la de algo bello[…] los profesionales ambiciosos se han apartado sin cesar de los temas líricos para explorar concienzudamente un material llano, cursi y aun insulso[…] para Whitman “casa objeto, condición, combinación o proceso precisos exhibe una belleza”[…] Fotografiar es conferir importancia[…] No hay momento más importante que cualquier otro; no hay persona más interesante que otras (Fotografiar es conferir importancia)

Cada cosa o persona fotografiada se transforma: en una fotografía; y por lo tanto se vuelve equivalente en lo moral a cualquiera otra de sus fotografías (Fotografía ensalzadora e igualadora)

Buñuel, cuando una vez se le preguntó por qué hacía películas, respondió que era para “mostrar que este no es el mejor de los mundos posibles”. Arbus tomaba fotografías para mostrar algo más simple: que hay otro mundo[…] El fotógrafo selecciona la rareza, la persigue, la encuadra, la procesa, la titula (Mostrar otro mundo. La humanidad no es “una”)

Arbus[…] tras haber transgredido determinados límites cayó en una emboscada psíquica, víctima de su propia franqueza y curiosidad[…] El suicidio parece garantizar que la obra es sincera, no voyeurista, que es compasiva, no indiferente. El suicidio también parece volver más devastadoras las fotografías, como si demostrara que para ella habían sido peligrosas (Debe mantenerse un pie de “este lado”)

Toda la cuestión al fotografiar personas es que no se interviene en su vida, sólo se está de visita.



Objetos melancólicos

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Imagen: Sanders

La fotografía tiene la deslucida reputación de ser la más realista, y por ende la más hacedera, de las artes miméticas. De hecho, es el único arte que ha logrado cumplir con la ostentosa y secular amenaza de una usurpación surrealista de la sensibilidad moderna (Arte mimético por excelencia)

La actividad fotográfica convencional ha mostrado que una manipulación o dramatización surrealista de lo real es innecesaria, cuando no en efecto redundante. El surrealismo se encuentra en la médula misma de la empresa fotográfica: en la creación misma de un duplicado del mundo, de una realidad de segundo grado, más estrecha pero más dramática que la percibida por la visión natural[…] Lo que vuelve surreal una fotografía es su irrefutable patetismo como mensaje de un tiempo pasado[…] Lo surreal es la distancia que la fotografía impone y franquea: la distancia social y la distancia temporal (Único arte surreal de origen)

Las fotografías no parecen depender en exceso de las intenciones del artista. Más bien deben su existencia a una cooperación libre (cuasi mágica, cuasi accidental) entre fotógrafo y tema, mediada por una máquina cada vez más simple y automatizada, incansable y que aun caprichosa puede producir un resultado interesante y nunca del todo erróneo (Poca intención, mucha coincidencia y suerte)

La miseria social ha alentado a los acomodados a hacer fotografías, la más sueva de las depredaciones, con el objeto de documentar una realidad oculta, es decir, una realidad oculta para ellos[…] El fotógrafo es una versión armada del paseante solitario que explora, acecha, cruza el infierno urbano, el caminante voyeurista que descubre en la ciudad un paisaje de extremos voluptuosos[…] Pero en el fondo la cámara transforma a cualquiera en turista de la realidad de otras personas, y a la larga de la propia[…] El fotógrafo saquea y preserva, denuncia y consagra a la vez (Fotografía como cacería, búsqueda de lo exótico)

Los profesionales y los ricos suelen fotografiarse en interiores sin aditamentos. Hablan por sí mismos. Los obreros y desclasados suelen estar fotografiados en un escenario (a menudo exterior) que los ubica, que habla en su nombre, como si no pudiera suponérseles la personalidad definida que se desarrolla normalmente en las clases media y alta (Avedon intentó superar esto. ¿Lo logró?)

Encontrar bello lo que otros encontraban feo o carente de interés y relevancia: ornamentos, objetos naif o pop, desechos urbanos (Belleza en lo desechado)

La vida no consiste en detalles significativos, iluminados por un destello, fijados para siempre. La fotografía sí[…] Los fotógrafos, operando dentro de los términos de la sensibilidad surrealista, insinúan la vanidad de intentar siquiera comprender el mundo y en cambio nos proponen que lo coleccionemos (Coleccionar el mundo, acto surrealista)



El heroísmo de la visión

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Imagen: Edward Weston

“En mi opinión –declaró Zola-, no se puede declarar que se ha visto algo en verdad hasta que se lo ha fotografiado” (La forma definitiva de mirar)

El fotógrafo era tenido por un observador agudo pero imparcial: un escriba, no un poeta. Pero como la gente pronto descubrió que nadie retrata lo mismo de la misma manera, la suposición de que las cámaras procurar una imagen objetiva e impersonal cedió ante el hecho de que las fotografías no sólo evidencian lo que hay sino lo que un individuo ve, no son sólo un registro sino una evaluación del mundo[…] visión activa, adquisitiva, valorativa y gratuita (Visión personal. Heroísmo de la visión)

El momento oportuno llega cuando se pueden ver las cosas (especialmente lo que todo el mundo ya ha visto) de un modo nuevo (El momento oportuno, a lo Stieglitz)

En 1909 Stieglitz advierte la innegable influencia de la fotografía en la pintura[…] Los pintores impresionistas se adhieren a un estilo de composición estrictamente fotográfico[…] El pintor construye, el fotógrafo revela. Es decir, ante una fotografía la identificación del tema siempre prevalece en la percepción, cosa que no ocurre necesariamente con la pintura[…] Por lo tanto, las cualidades formales el estilo –meta central de la pintura- a lo sumo tienen importancia secundaria en la fotografía, mientras que siempre tiene fundamental importancia qué es lo fotografiado (Fotografía e impresionismo. El título añade belleza a la fotografía al revelar el objeto)

Al apropiarse de la tarea de retratar de manera realista, otrora monopolizada por la pintura, la fotografía liberó a la pintura para su gran vocación moderna: la abstracción[…] Y una fotografía jamás puede trascender lo puramente visual, algo que en un sentido es la meta última de la pintura moderna (La fotografía, más que una amenaza para la pintura, fue su liberadora)

El ethos de la fotografía parece más próximo al de la poesía que al de la pintura moderna. Así como la pintura se ha vuelto cada vez más conceptual, la poesía (desde Apollinaire, Eliot, Pound y William Carlos Williams) se ha definido cada vez más por su interés en lo visual. (“No hay verdad salvo en las cosas”, como declaró Williams) El compromiso de la poesía con la concreción y la autonomía del lenguaje es paralelo al compromiso de la fotografía con la visión pura. Ambas implican una discontinuidad, formas desarticuladas y unidad compensatoria: arrancar a las cosas del contexto (para verlas de una manera nueva), enlazar las cosas elípticamente de acuerdo con las imperiosas aunque a menudo arbitrarias exigencias de la subjetividad (Fotografía y poesía. Lo visual. Aislar y recomponer)

Pero mientras D. H. Lawrence quería restaurar la totalidad de la apreciación sensoria, el fotógrafo – aun cuando sus pasiones mucho evocan las de Lawrence – insiste en la preeminencia de un sentido: la vista (Un solo sentido: la vista)

En la primordial tradición fotográfica de lo bello, la belleza requiere el sello de una decisión humana: queesto sirva para una buena fotografía, y que la bella fotografía transmita un mensaje[…] Aunque no han cesado de buscar la belleza, ya no se piensa que la fotografía propicia una revelación psíquica bajo la égida de lo bello (Lo bello necesario, pero no suficiente)

Las generaciones recientes de fotógrafos prefieren mostrar el desorden, destilar una anécdota casi siempre inquietante, antes de aislar una “forma simplificada” (expresión de Weston) en última instancia tranquilizadora[…] revelar la verdad y no la belleza[…] Para los fotógrafos no hay, en definitiva, diferencia alguna –ninguna ventaja estética importante- entre el esfuerzo por embellecer el mundo y el esfuerzo contrario por arrancarle la máscara (Caos como estética. Verdad como meta)

Cada fotografía es un mero fragmento, su peso moral y emocional depende de dónde se inserta[…] Con cada fotografía ocurre lo que Wittgenstein argumentaba sobre las palabras: su significado es el uso[…] la fotografía es siempre un objeto en un contexto (Importancia del contexto)

Las fotografías pueden angustiar, en efecto. Pero la tendencia estetizante de la fotografía es tal que el medio que transmite la angustia termina por neutralizarla[…] Al exponer lo cosificado de los seres humanos, la humanidad de las cosas, la fotografía transforma la realidad en una tautología (Fotografía como acto humanizador)

Robert Frank se limitaba a ser honrado cuando declaró que “para producir un auténtico documento contemporáneo el impacto visual tendría que ser tan fuerte como para anular la explicación”. Si las fotografías son mensajes, el mensaje es diáfano y misterioso a la vez. “Una fotografía es un secreto acerca de un secreto – observó Arbus- , cuanto más te dice menos sabes” (Comunicar lo bello es más fácil que comunicar la verdad)



Evangelios fotográficos

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Imagen: Moholy-Nagy

Hoy día nada es más aceptable que el reciclado fotográfico de la realidad. Aceptable como actividad cotidiana y como rama del arte refinado (Los blogs son un reducto de reciclaje fotográfico, no como arte. Los collages fotográficos y las intervenciones de fotografías son cada vez menos comunes o menos evidentes)

Se ha interpretado la acción de fotografiar de dos maneras del todo diferentes: ya como un acto de conocimiento lúcido y preciso, de inteligencia consciente, o bien como manera de encuentro preintelectual, intuitivo[…] “Una fotografía no es un accidente, es un concepto – insiste Ansel Adams -. La fotografía estilo ametralladora, o sea la obtención de muchos negativos con la esperanza de que uno sea bueno, es letal para los resultados serios”[…] Pese a estas reticencias, casi todos los fotógrafos han tenido – con razón – una confianza casi supersticiosa en el accidente afortunado (La fotografía como conocimiento es reemplazada por la fotografía como… fotografía)

Para Ansel Adams “una gran fotografía” tiene que ser “una expresión cabal de lo que se siente en el sentido más profundo sobre lo que se está fotografiando y es, por lo tanto, una expresión auténtica de lo que el individuo siente sobre la vida en su totalidad” (¿Cuántos se anotan?)

La fotografía suministra un sistema único de revelaciones: que nos muestra la realidad como no la habíamos visto antes[…] Lo que en verdad implica el programa del realismo en la fotografía es la creencia de que la realidad está oculta[…] lo familiar se volverá misterioso gracias al uso sensible de la cámara[…] “Las fotografías tienen para mí una realidad que la gente no tiene – ha declarado Avedon -. Por medio de la fotografía las conozco”[…] Las fotografías muestran realidades que ya existen, aunque sólo la cámara puede desvelarlas (Más que surrealismo parece el descubrimiento de otra realidad)

La fotografía es edificante: retiene y mejora nuestros poderes de observación[…] la fotografía crea o expande ocho modalidades de la visión: la abstracta, la exacta, la rápida, la lenta, la intensificada, la penetrativa, la simultánea y la distorsionada (Fotógrafo como suerte de observador ideal)

En general los fotógrafos se creen obligados a afirmar la inocencia de la fotografía, aduciendo que la actitud depredadora es incompatible con una buena imagen y esperando que un vocablo más enfático les dé la razón[…] Adams insiste además en que no hablemos de “tomar” sino de “hacer” fotografías (“Hacer” fotografías)

Pero a medida que las cámaras se hacen más refinadas, más automatizadas, más precisas, algunos fotógrafos sienten la tentación de desarmarse o suponer que en verdad no están armados, y prefieren someterse a los límites impuestos por la tecnología de la cámara premoderna: se piensa que una máquina más rudimentaria, de menos potencia, dará resultados más interesantes o expresivos, dejará un margen más amplio para el accidente creativo (Esto no sólo es cierto en el dilema digital-analógico, sino que corrientes como la tomografía fomentan el uso de cámaras de juguete como vehículos de exploración)

Los fotógrafos parece que necesitan periódicamente resistir sus propios conocimientos para volver a desorientar su actividad (Esto es necesario en todas las actividades de creación)

Que los productos de la cámara pertenezcan o no “a la categoría de Arte es irrelevante”, escribió Strand en los años veinte; y Molí-Nagy declaró “sin importancia alguna que la fotografía produzca arte o no”[…] Según Henry Peach Robinson, según el cual la fotografía es un arte porque puede mentir[…] Cuando los fotógrafos niegan hoy estar haciendo obras de arte, es porque piensan que están haciendo algo mejor[…]La atención cada vez mayor dedicada a las fotografías es un gran alivio para las sensibilidades agotadas o ansiosas de evadirse de los esfuerzos mentales exigidos por el arte abstracto[…] La fotografía, como el arte pop, tranquiliza a los espectadores asegurándoles que el arte no es difícil; los temas parecen más importantes que el arte[…] Aunque la fotografía genera obras que pueden considerarse arte – precisa de subjetividad, puede mentir, ofrece placer estético -, la fotografía no es en absoluto una disciplina artística (¿Arte?)

En casi todos los usos de la cámara, la función ingenua o descriptiva de la fotografía es cardinal. Pero cuando se las contempla en su nuevo contexto, el museo o la galería, las fotografías dejan de ser “acerca de” su tema del mismo modo directo o primario; se transforman en estudios de las posibilidades de la fotografía. La adopción de la fotografía por parte del museo hace que la fotografía misma parezca problemática en un sentido vivido solamente por unos pocos fotógrafos rigurosos cuya obra consiste precisamente en cuestionar la capacidad de la cámara para aprehender la realidad (Arte en el proceso más que en el resultado)

En la medida en que nos interesa el tema fotografiado, esperamos que el fotógrafo sea una presencia en extremo discreta[…] todo vestigio de la visión personal de cualquiera que esté detrás de la cámara interfiere en la exigencia fundamental que imponemos a la fotografía: que registre, diagnostique, informe[…] Muchas fotografías publicadas por las mayores figuras parecen obras que podrían haber sido realizadas por cualquier otro profesional capacitado del mismo período. Hace falta un concepto formal o una obsesión temática para que la obra sea fácilmente reconocible[…] En fotografía el tema siempre se impone, y los diferentes temas crean abismos infranqueables entre un período y otro de una obra amplia[…] Para ser legítima como arte, la fotografía debe cultivar la noción de fotógrafo como autor y de que todas las fotografías realizadas por el mismo individuo configuran un corpus (El tema siempre se impone)

La nueva posición procura liberar a la fotografía como arte de las normas opresivas de la perfección técnica; también liberarla de la belleza. Abre la posibilidad de un gusto global para el que ningún tema (ni su ausencia) o técnica (ni su ausencia) bastaría para descalificar una fotografía[…] (existe una) falta, digamos, de una tradición rica de crítica fotográfica[…] las normas de evaluación estética esgrimidas en la pintura dependen de criterios de autenticidad (y falsedad) y artesanía, y en la fotografía esos criterios son más permisivos o simplemente no existen[…] la relación de un fotógrafo individual con las escuelas de fotografía es harto superficial[…] Un criterio de evaluación que sí comparten la pintura y la fotografía es el de innovación[…] En literatura se puede ser ecléctico hasta determinado punto, pero no puede gustar todo. En fotografía el eclecticismo no tiene límites (No existe criterio unificado, más allá de la innovación. Existe tradición pero no escuela)

Pues si bien los cuadros o los poemas no mejoran o traen más por el mero envejecimiento, todas las fotografías son interesantes y conmovedoras si tienen años suficientes[…]En la fotografía hay una sucesión de redescubrimientos más rápida que en cualquier otro arte. Ilustrando esa ley del gusto a la que T. S. Eliot dio formulación definitiva y según la cual toda obra nueva de importancia altera necesariamente nuestra percepción de la herencia del pasado, las fotografías nuevas cambian nuestro modo de mirar las fotografías antiguas (El tiempo y la innovación van moldeando el gusto)



El mundo de la imagen

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Imagen: Chung Kuo de Antonioni (película)

La nueva era de la incredulidad fortaleció el sometimiento a las imágenes. El crédito que ya no podía darse a las realidades entendidas en forma de imágenes se daba ahora a realidades tenidas por imágenes, ilusiones[…] Nuestra era no prefiere imágenes a cosas reales por perversidad sino en parte como reacción a los modos en que la noción de lo real se ha complicado y debilitado progresivamente (La fotografía como evidencia)

Si bien muchas personas de los países no industrializados todavía sienten aprensión cuando las fotografían porque intuyen una suerte de intrusión, un acto de irreverencia, un saqueo sublimado de su personalidad o cultura, la gente de los países industrializados procuran hacerse fotografiar porque sienten que son imágenes, que las fotografías les confieren realidad (Fotografías como fuentes de realidad)

Como unos binoculares cuyos extremos pueden confundirse, la cámara vuelve íntimas y cercanas las cosas exóticas, y pequeñas, abstractas, extrañas y lejanas las cosas familiares (¡Exacto!)

La fotografía en cuanto arte y la fotografía en cuanto documento. Pero ambas son extensiones lógicas de lo que significa la fotografía: la anotación, en potencia, de cuanto hay en el mundo, desde todos los ángulos posibles (Acaso una definición de fotografía)




© Texto Oscar Colorado Nantes

© Citas José M. Ramírez







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